Día 16: Carta a una espinilla
- Papyruz

- 27 mar 2021
- 1 Min. de lectura
Eres de temer, no entiendo porque tienes tantos nombres (bola de grasa, grano, furúnculo, comedón, entre muchos otros). Pero te voy a decir algo, te tengo miedo desde que saliste en mi canilla y te convertiste en una celulitis purulenta que además de un dolor insoportable, casi me haces perder la pierna completa.
Que dolorosa puedes llegar a ser. Me parece increíble como algo tan pequeño puede convertirse en algo tan dañino. Cuando te infectas puedes llegar a ocasionar graves daños en nuestro cuerpo.
Recuerdo que la primera vez que te conocí te instalaste en mi cuello, y creciste tanto que te convertiste en un quiste asqueroso.
Más tarde en mi adolescencia te hiciste amiga de mis hormonas, y te pones de acuerdo con ellas para marcar mi ciclo cada 28 días.
Debo reconocer que tienes una capacidad única para transformarte y dejar huellas a tu paso. Esa es una habilidad que pocos poseen y la mayoría quieren.
Solo te pido que cuando llegues, trates de avisar y no seas tan protuberante y dolorosa. Eso es malo, no puedes andar dañando personas por allí, y menos en sus etapas de más vulnerabilidad.
Tampoco me agrada que aparezcas y traigas a toda tu familia. Si cuando vienes sola resultas incómoda, imagínate la sensación que das cuando traes a tu mamá, papá, hermanos, hijos y nietos.
No seas abusadora. Nadie te dijo que debías salir y florecer como si de una bella flor se tratase.
Es que además de fea, dueles. Dueles muchísimo y tardas en desaparecer. La próxima vez que te vea te voy a colocar alcohol absoluto y te exprimiré con todas mis fuerzas hasta que salgas definitivamente de mi vida.
Mala.


Comentarios