Día 24: Una pesadilla

Nunca me ha gustado dormir de día. Siempre apareces en ese momento, y de qué manera. Me haces dudar de la realidad, no puedo gritar y mi corazón se acelera a ritmos que desconozco.

Me han dicho que la sensación que experimento es similar a un viaje astral. Es cierto que me he visto desde arriba y no puedo mover mis piernas, ni tener control de mi cuerpo, aunque grito nadie puede escucharme.

Rezo por despertarme rápidamente, y cuando al fin creo hacerlo, vuelvo a experimentar la misma sensación dos veces más, hasta el punto de no saber si eres tú o la realidad.

Pero lo peor sucede justo cuando ya estás a punto de terminar. Es en ese momento cuando comienzo a caer a una velocidad inimaginable, se pone todo blanco y escucho un pitido agudo en mi nuca. No es dolor lo que provocas, es una especie de terror a lo desconocido.

En serio que das miedo, lo bueno es que no apareces frecuentemente. No me gusta esas veces que me has hecho correr al espejo del baño para verificar que mis dientes siguen en mi boca. Trata de no ser tan real y creativa.

Cuando desaparezcas a mis seres queridos, trata de que aparezcan antes de agitarme y hacerme llorar. No me dejes con esa sensación incómoda, que me pone a reflexionar qué pasaría en esos casos.

Yo por mi parte tendré buenos hábitos al momento de dormir, para no encontrarme contigo