Día 30: A un profesor

Estimado Sr Wilson,

Me costo mucho decidirme en qué persona elegir, la verdad no sé si sea malo o bueno. Pienso que la principal tarea de un profesor debe ser que se le recuerde enormemente por su capacidad de enseñar e influir positivamente en sus alumnos. Da tristeza pensar que en la mayoría de los casos no sea así.

Pero cuál es el empeño que tienen algunos de ustedes en causar traumas entre los estudiantes, a parte de andar con la sonrisa psicótica del Sr Wilson en mi pobre angelito.

Allí estaba en el pupitre, cuál sobreviviente de Auschwitz. En el salón solo quedaban tres estudiantes más, el resto se encontraba en las ventanas riéndose de nosotros. Ellos pensaban cómo se nos ocurría meter Estadísticas en un intensivo.

De treinta alumnos que inscribieron esa materia quedaron seis, y de esos seis aprobaron cuatro. Yo pase, pero no aprendí nada. Solo recuerdo seguir adelante cuando todos se retiraban luego de mirar esos exámenes.

Pero es que usted ni daba los Buenos Días, cuando entraba en ese salón se dedicaba a llenar pizarras y borrarlas para llenarlas nuevamente, sin preguntarse si alguien tenía alguna duda de sus jeroglíficos.

Definitivamente no hay materia mala, tampoco malos estudiantes, existen malos profesores que se olvidaron de su propósito.

Atentamente,

Una pobre Angelita