Día 32: A un ave
- Papyruz
- 29 abr 2021
- 2 Min. de lectura
Fuiste y seguirás siendo una de mis mascotas preferidas. Esa tarde estaba lloviendo y caíste junto a tu hermana de ese nido que con tanto cariño había preparado tu madre.
Así fue como te conocimos, eras feo. No tenias casi plumitas para protegerte del frío y estabas asustado de convivir con una especie diferente a la tuya. Con el tiempo tu hermana creció y se convirtió en una hermosa azulejo.
¿Sabes que tú color, es uno de mis favoritos?, me recuerda el azul del mar en sus contrastes más hermosos, me calma y me trasmite serenidad. Tu hermana creció hermosa, mientras que a ti no llegaron a crecerte bien las plumas ni las alas.
Pero eras diferente, tu hermana reclamaba la libertad de volar en un hermoso cielo, mientras que tú no mostrabas ningún interés en abandonarnos. Nunca te cortamos las alas ni te encerramos en una jaula.
Eras libre en nuestro pequeño hogar, me despertabas todas las mañanas y de a saltitos llegabas desde mi dedo pulgar del pie hasta mi cabeza para darme piquitos de afecto.
Eras inteligente y todos los días a las 5 de la tarde te acurrucabas en el calor de mi cuello para dormirte. Fuiste como un pequeño niño, al que debía cuidar. Te fascinaba escuchar Shakira y entonabas hermosas melodías a su ritmo.
Un día te sentiste solo y volaste. Aunque no estabas, te escuchábamos en cada azulejo que cantaba, y cuál fue nuestra sorpresa cuando aquello que creíamos escuchar en realidad eras tú llamándonos.
Tenias un sonido único para llamarnos y así pudimos encontrarte en la jaula de un vecino. Ese día fue muy emotivo y especial.
Tuvimos la dicha de tenerte un tiempo más, pero el cielo es demasiado hermoso, y un día te fuiste para siempre.
Gracias por llegar.
Comments