Día 33: A un botón
- Papyruz
- 4 may 2021
- 1 Min. de lectura
Querido Botón,
Que genialidad escribirte una carta, nunca llegue a pensar que tenías tanto significado en mi vida. No recuerdo la primera vez que comencé a utilizarte, pero coincides con los recuerdos que tengo en mi memoria.
Comencé a marcarte para bajar desde un piso tres, eras una especie de túnel de gravedad para salir de mi casa al mundo exterior. Me molestaba ver cómo te apretaban una y otra vez cuando ya te habían marcado.
Tus compañeros de adentro se molestaban y de vez en cuando se negaban a subir. Si la gente supiera cuantos estilos de dedos y generaciones de ellos te presionaron sin mostrar ningún tipo de agradecimiento.
Durante muchos años el mayor piso al cual me llegaste a transportar fue el número diecisiete, luego al pasar el tiempo cambié mi piso 3 por uno 30. Creo que la gente comenzó a respetarte con la aparición de nuevos y agresivos virus.
Ahora puedes ver que se colocan guantes para marcarte y te desinfectan a cada rato. Por mi parte, puedo decirte que siento tu dolor cuando veo que te maltratan con los palillos.
Ya nadie quiere tocarte, y extrañas el contacto suave y humano de los dedos. Estas dejando de existir, pues en tu lugar ahora veo solo dos flechas. Una para subir y otra para bajar.
Tú espacio las divide, pero ya no estás allí.
Atentamente,
El nudillo que te aprieta.
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