Día 38: Bomba Atómica
- Papyruz
- 20 may 2021
- 1 Min. de lectura
Me da mucha tristeza tener que escribirte esta carta porque siento que las líneas no me alcanzarán para expresar la enorme devastación que ocasionaste, muchas generaciones aún sufren las consecuencias de tu onda expansiva.
Como dijo uno de aquellos líderes mientras firmaba el acta de su rendición: Se vivió lo insufrible, fuiste más allá del dolor físico y dañaste las mentes de miles de personas que aún no entienden la naturaleza de tus actos.
La primera vez que supe de ti fue al ver una película llamada El imperio del Sol, y aunque en ese momento no tenia la capacidad de entenderla, se despertó en mí la curiosidad por averiguar quién eras y cuál fue la razón por la que ese seis de agosto saliste de ese avión bombardero con destino a Hiroshima.
El asunto es que no eres un ser pensante, detrás de ti existieron muchas personas que estuvieron de acuerdo en crearte y utilizarte para poner fin a una guerra. Desde el cielo se pudo ver la magnitud de tu destrucción y cómo una especie de nube en forma de hongo te levantaste dejando un infierno de llamas y escombros a tu alrededor.
El sonido de la muerte puede ser indescifrable, terrorífico y neutral a su vez. Solo espero que aprendamos de la historia y no vuelvas aparecer. El resto queda en la memoria de las miles de personas que tuvieron que vivir en su cuerpo y mente las secuelas de una guerra.
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