Día 8: Escribe una carta a una Idea Millonaria

Sinceramente no creo que te guste ser más deseada que el señor de la carta del día seis, pero se debe sentir bien el poder ayudar a otros a materializar sus sueños.

Te conocí por primera vez cuando estaba en segundo grado. Es increíble como a esa edad hiciste aparición en mi mente y me encaminaste a crear mi primera sociedad con otras niñas.

Hicimos todo un negocio con unas piedritas preciosas que encontramos en un arenal de la cantina. Las limpiamos y pusimos presentables para la venta, luego armamos sin saber nuestras estrategia de publicidad y mercadeo.

Los fondos recaudados se colocaban en un cochinito de color rosado. Al principio todo marchaba perfectamente, hasta el momento en que tocó realizar la repartición de las ganancias obtenidas.

Me sentí estafada y engañada por las personas que consideraba mis socias. A pesar de todo y de dar por terminada nuestra sociedad, siguieron siendo mis mejores amigas.

Aprendí que es mejor conservar las amistades que tener un negocio que me lleve inevitablemente a perderlas. También aprendí, que no siempre se obtienen las ganancias los primeros meses, y aunque al principio parecen pérdidas, se trata de una inversión a largo plazo.

Definición clara de objetivos, disciplina y compromiso son tus principales aliadas para llevar a cabo tu consolidación.

Me gusta la sensación que me generas cada vez que apareces, aunque debo admitir que eres muy parecida a mi ciclo menstrual. Eres una ola hormonal, que vas y vienes. Puedes alcanzar metros de altura y luego desvanecerte en un inmenso océano.

No te sientas culpable por tratar de comunicarte en numerosas oportunidades conmigo y no lograr los resultados esperados.

Mientras aprendo tu idioma, seguiré disfrutando de tu compañía.